Si hablamos del coronavirus, es importante considerar el tamaño de los patógenos del virus. A diferencia de las bacterias, que son relativamente grandes, entre 1 y 10 µm, y por lo tanto se retienen adecuadamente por los filtros de polvo fino con clase ePM1 (F7-F9 según la normativa antigua EN 779), los virus son mucho más pequeños. En el caso del coronavirus en concreto, los patógenos tienen un tamaño aproximado de 0'16 µm, por lo que a priori se podría pensar que los filtros anteriormente señalados no hacen efecto. Sin embargo, los virus suelen estar siempre agregados a sustancias más grandes (aerosoles o partículas de polvo). El medio principal de transmisión del virus del coronavirus es a través de las gotas/aerosoles que emite el ser humano. Dichas gotas tienen un tamaño que oscila desde los 0'5 a los 15 µm.
Se sabe por otros virus que las gotas de 1µm de tamaño contienen un número suficiente para causar una infección.
Las partículas y aerosoles con tamaños de hasta 1 µm son retenidas con los filtros de clasificación ePM1, dependiendo el número de partículas retenidas de la eficiencia del filtro. Cuanto mayor sea la eficiencia, más gotas serán retenidas y así, permanecerán en el medio filtrante (e indirectamente, las partículas de coronavirus contenidas en las gotas). Por lo tanto, al sustituir los filtros durante el mantenimiento, debe prestar siempre atención a los equipos de seguridad personal (EPI). Sin embargo, esto se debería de aplicar independientemente de la situación actual de la pandemia, ya que por lo general no se sabe qué sustancias ha retenido un filtro.